EL PRECIO

¿Uds. hablan de política diariamente? Si, seguro que sí. Elegir un Club que te represente, es político; buscar precios y comparar calidades, es política. Cambiar el hábito de compras es político y en todas esas actividades, hay un precio. Así que creo y apuesto, a que esta nota, seguro en algo, vas a coincidir.

Opinión 30/08/2020 Lautaro Costa
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Imagen ilustrativa

Que siempre ha habido situaciones límites en cada gobierno, es cierto. Hay miles de ejemplos en la historia. Que siempre hubo diferencias entre los que gobiernan y el sentido común, también es cierto. Que toda la vida, los políticos ocultan las verdaderas razones de sus medidas, es un hecho cotidiano irrefutable.

Así que si piensas que ocultan y posiblemente mientan con la salud, podría resultar cierto. La mayoría de las personas, piensan que hubo ocultamientos de los verdaderos datos de la cantidad de casos del COVID 19  San Juan. De última, quienes de verdad saben, son las autoridades. 

Aún así y en el camino de las hipótesis, podemos decir que el precio a pagar podría ser muy alto. La falta de tacto político y sentido común, el no querer hacerse cargo, ya implica pagar un precio. Nadie aceptará calladito que no fue por el camino que le decían, bueno, corrijo, no todos. Comparto la idea y el concepto, de irresponsables, para aquellos “vivos” que festejaban un cumpleaños, que se escapaban para ver “la novia”, como dijo un Intendente en conferencia de prensa, etc. A ellos, el peso de la ley. Es el precio por no adaptarse a las normas de la sociedad. Y todos, tenemos precios y obligaciones políticas que pagar y obedecer.

Es que todos debemos adaptarnos a las políticas estatales (o públicas). Entiendo a  las políticas estatales, como un conjunto de acciones u omisiones, que manifiestan una determinada modalidad de intervención del gobierno del Estado, en relación con una cuestión que concita la atención, interés o movilización de otros actores de la sociedad civil. La obligación política es una categoría muy compleja en la que se interfieren, lo sociológico, lo cultural, lo social, lo jurídico, lo político y lo ético en todas sus dimensiones. Por su misma naturaleza es una vinculación pluridimensional y plurifuncional. Primera constatación obvia: todo enfoque o concepción unilineal de ella, además de insuficiente, puede ser parcialista, equívoco e incluso tendencioso. Una cosa, es distinguir a efectos metodológicos y de orden lógico, entre las diversas vertientes de la obligación política y estudiarlas una tras otra por separado; y otra muy distinta, el reducir la obligación política a una sola de sus dimensiones. 

Lo primero es una exigencia técnico-científica plenamente justificada. Lo segundo implica siempre una actitud arbitraria, científicamente indefinible, éticamente viciosa, jurídicamente injustificable, políticamente contraproducente y humanamente funesta, puesto que sacrifica deliberadamente derechos, y valores legítimos en aras de intereses partidistas, ya no tan serios desde puntos de vista de totalidad política humana.

Algunos, entienden por política exclusivamente el conjunto de deberes y obligaciones del ciudadano para con el todo político del que es miembro; otros, la conciben sólo como el conjunto de deberes y obligaciones del Estado para con sus miembros; aunque otros, aparte,  la ven como el conjunto de deberes y obligaciones del funcionario público y “el político” para con el Estado, la Administración y los demás ciudadanos. Leído y entendido lo anterior, en ningún momento se deja de hacer política. San Juan, no es excepcional y con todos los temas se hace política. La situación sanitaria, económica y social que se vive en esta pandemia, nos lleva directamente al brote de contagios del COVID19 en San Juan, ligado decidida e inevitablemente, a decisiones políticas Y a exigir respuestas rápidas. Las preguntas para hacer sin vueltas a las autoridades, serían, ¿Cómo pasó? ¿Qué pasó? ¿Qué falló? ¿Por qué el gobierno ante el fracaso o falla, le echa la culpa a la gente? Pero, supongamos dos hipótesis. A. Que efectivamente seamos, la gente, los responsables directos de no acatar las medidas y exponernos. B. Que los controles fallaron. 

Como sea, estamos complicados. No se puede explicar que en solamente tres a cuatro días, se  hayan disparado tantos contagios. No se puede explicar, cómo, más allá de las argumentaciones económicas, de que “éramos una burbuja”, se decidieron cosas como la apertura del turismo, la vuelta a clases, flexibilizar acciones individuales y grupales, permitir festejar el día del niño, etc.

¿Y saben qué? Concluyo que no se puede explicar. Nadie lo puede explicar. De la noche a la mañana, ¡pum! y en el caso disparador de casos, al pobre hombre, que lamentablemente falleció, lo habían registrado como caso “sospechoso”. Todo lo que está pasando, lamentablemente, tendrá un costo para el gobierno de Sergio Uñac. No se puede tapar al sol con un dedo, debería empezar por bajar el perfil político y tratar de acomodar la situación, bajar sus pretensiones personales y ver cómo salir rápido del brete. El precio, muy alto, sería liberar todo otra vez.

El gobierno debe prepararse para pagar un gran costo, bajarse de las internas propias y extrañas, frenar los gastos de más y dedicarse a enderezarse, de esta cachetada pública que la enfermedad le está propinando.
Lo positivo sería, que no hayan más muertos. Lo malo sería, porfiar en solo testear a los cercanos de los infectados y dejar a un gran número de ciudadanos sin testearlos, porque los brotes después podrían lograr, que el precio de esas decisiones mezquinas, la paguen los propios pobladores.                

Lautaro Costa

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