Desde mediados del siglo XVIII, (año 1700) cuando Cuyo pertenecía a la Capitanía de Chile, con la fundación del pueblo de Jáchal, Mogna y luego la Villa San Agustín de Valle Fértil, este camino cumplía un importante nexo comercial al comunicarse con otros pueblos de Chile y el Alto Perú. Desde Cuyo, zona ganadera por excelencia, se transportaba en carros, charqui, cebo, frutas secas, cueros, vacunos y mulares que eran intercambiados por elementos de consumo inexistente en esta zona como tabaco, telas, zapatos, sombreros, etc.

Existen documentos que confirman el envío de productos de otras provincias del centro de nuestro país, (azúcar, arroz, yerba mate) demostrando la importancia de esta ruta comercial en la economía de nuestro país entre 1750-1800. Su recorrido está ligado al Camino Real que pasaba por Las Tumanas.

Desde fines del 1800 y  primeras décadas del 1900 esta ruta se destaca por los históricos arreos de ganado vacuno y mular, que trasladaban desde la villa San Agustín pasando por Baldes del Rosario, Las Chilcas, La Pintada, el Salto, llegando al río Bermejo donde dejaban descansar para luego llegar a los pastizales de Jáchal donde se los dejaba 2 a 3 meses para engorde antes de cruzar la cordillera, alcanzando su ladera occidental y llegar a Chile, también al Alto Perú.

Algunos abuelos vallistos, que protagonizaron esta historia, dejaron numerosos relatos de experiencias compartidas en aquellos arreos ganaderos, hasta 1930.

Y como toda historia tiene sus huellas que la confirman, estos arrieros dejaron grabado en un bloque de piedra el dibujo que identifica la propiedad de sus animales. 

Le llaman "La Piedra de las Marcas"  convirtiéndose en un sitio arqueológico de vital importancia histórico-cultural en Valle Fértil. 

Hay quienes agregan interesantes aportes que relacionan a los arrieros con descendientes directos de los aborígenes y sus pinturas rupestres (petroglifos)  que el tiempo no ha podido borrar. 

Muy destacable actitud es la del Coordinador del Parque Provincial Ischigualasto, Lic. Emilio Fernández al gestionar la inclusión de la "Antigua Ruta de los Arrieros" en un proyecto Turístico- Cultural que potenciará el atractivo del Parque y revalorizará el duro trabajo recorrido por los "baquianos" hace más de 200 años.