Emoción y alegría en Valle Fértil: Una escuela albergue de las Sierras celebró los 15 años de una estudiante

La educación rural en San Juan ha ido desarrollándose a lo largo de los años, tejiendo un entramado de experiencias, aprendizajes y vínculos comunitarios que son únicos y profundamente significativos. La escuela albergue Marcos Justiniano Gómez Narváez, situada en la pintoresca Sierra de Elizondo, Valle Fértil, es un claro ejemplo de cómo la educación puede ir más allá de la enseñanza formal e impregnarse de valores humanos y afectivos.

En este lugar que combina funciones de escuela y hogar, los docentes y celadores organizaron una fiesta especial durante la ceremonia de fin de año escolar. Este gesto, aunque sencillo, estuvo colmado de cariño y se convirtió en un momento muy emotivo para toda la comunidad educativa.

Durante el cierre del ciclo lectivo, este establecimiento educativo se convirtió en el escenario de una celebración que simbolizaba mucho más que el final de un año escolar: la comunidad se unió para festejar el 15º cumpleaños de María Zuleika Concepción Vera, una de sus alumnas más queridas. Esta ocasión se convirtió en un símbolo de la conexión entre la educación y la vida cotidiana, donde cada estudiante no solo es un aprendiz, sino un miembro valioso de una comunidad más amplia.

La celebración estuvo marcada por la calidez de los lazos familiares y comunitarios. Padres, maestros y compañeros se unieron para hacer de este día un momento especial. Hubo intervenciones artísticas, donde los estudiantes presentaron danzas y canciones que reflejaron su cultura local, infundiendo el ambiente con un sentido de pertenencia y orgullo. Los docentes, además de impartir conocimientos académicos, demostraron su compromiso integral hacia el desarrollo emocional y social de sus alumnos.

La escuela albergue, que acoge a niños y jóvenes de diferentes rincones rurales, se convierte en un hogar temporal donde se enseñan no solo materias vitales como matemáticas y lengua, sino también habilidades para la vida y valores como la solidaridad, el respeto y la convivencia. En lugares donde el acceso a la educación puede ser limitado, estas instituciones desempeñan un papel crucial, asegurando que los jóvenes tengan la oportunidad de soñar y alcanzar un futuro mejor.

La directora Mónica Speso compartió emocionada su experiencia en Radio Mil20: "Me eriza la piel. En mis 31 años de docencia, es la primera vez que vivimos un cierre de ciclo lectivo tan cargado de sentimientos. Fue algo verdaderamente inexplicable".

El festejo originalmente estaba programado para otra fecha, pero Zuleika no pudo asistir. Ante esto, durante el acto de cierre, surgió la idea de celebrar en ese mismo momento: "El día del cierre, todos comentamos: ‘¿por qué no le ponemos el vestido a Zuleika y lo festejamos ahora?’. Y así nació algo hermoso, inesperado y muy emotivo".

Speso enfatizó la importancia de la escuela en las zonas rurales: "En la sierra, somos lo único que tienen los chicos. Nos esperan con mucha ilusión. El amor que se siente aquí trasciende cualquier contenido curricular".

Además, destacó la reciente inauguración de una galería en la escuela, un espacio que consideran vital: "Para otros, una galería puede parecer algo secundario, pero para nosotros ha sido una fuente de vida. Nos ha permitido resguardarnos, trabajar y realizar eventos como esta fiesta, que fue posible gracias a ese espacio". También subrayó las difíciles condiciones climáticas de la región, con inviernos gélidos y veranos muy calurosos.

Respecto a los avances educativos, mencionó que este año los alumnos del primer ciclo participaron por primera vez en una feria de ciencias, llegando a la instancia provincial: "Salir de la sierra es complicado, los caminos suelen estar en mal estado, pero se logró".

La historia de Zuleika y su fiesta de 15 años no solo simboliza una celebración especial, sino que también resalta el papel esencial de la escuela rural como el corazón de la comunidad, un lugar de enseñanza, apoyo y construcción de lazos duraderos.