River perdió ante Inter y se despidió del Mundial de Clubes 2025

s más de 40.000 personas colmaron el Lumen Field de Seattle, bastante más cerca de Alaska que de Miami, no merecían que River quedara afuera del Mundial de Clubes tan rápido. River probablemente tampoco lo merecía: acaso su peor partido, por contexto y funcionamiento, haya sido el primero, en el 3-1 al débil Urawa Red Diamonds. Después, mereció largamente ganarle a Rayados como para asegurar su clasificación y le plantó cara al finalista de la Champions League, jugándole de igual a igual como prometió Gallardo en la previa.

 Con un equipo remendado, sin su mitad de la cancha titular, sin su goleador, MG se las ingenió para hacer el partido que quería al Inter: la jerarquía de los tanos, la diferencia física, y el hombre de más a partir de 66 minutos fueron inclinando el trámite por su propio peso. Y desde Los Ángeles no llegó ningún Esqueda, sino más bien todo lo contrario: River sabía desde el amanecer de la definición del grupo que necesitaría ganar o cuanto menos hacer goles para pasar porque los Reds hacían agua en el Rose Bowl.

Y River intentó, fue, incluso tuvo pasajes del juego donde arrinconó al Neroazzurro, pero falló en los últimos metros otra vez: en todo momento dio la sensación de que Inter, con menos esfuerzo, llegaba con mucha más claridad aprovechando el retroceso del CARP. Si las transiciones rápidas complicaban a River contra Platense o Independiente del Valle, contra el subcampeón de Europa la cosa ya pintaba letal.
No lo fue en un principio pero con el correr de los minutos solo el palo y Armani salvaban al equipo del Muñeco: parecían los italianos en el arranque del segundo tiempo los que se quedaban afuera y necesitaban un gol en vez de River. Físicamente fundió el CARP contra las máquinas de negro y azul. Una lástima: en definitiva, también una decepción. Porque la realidad es que River no podía quedar afuera de octavos de final en su grupo y este jueves estará regresando a Ezeiza a la mañana estadounidense.

Más de 40 mil personas volvieron a ser las figuras, para un equipo que intentó, que tuvo puntos altos en un Armani que siempre está y en el coraje y el aplomo del Huevo Acuña para bancar la parada. El resto hizo lo que pudo, por momentos bien y por otros sin dar la talla competitiva del rival. Especialmente, claro, Franco Mastantuono. Franco Mastantuono tiene 17 años. Nunca quedó tan claro como en el Lumen Field y en este Mundial de Clubes: está llamado a ser una de las figuras del fútbol europeo por los próximos años, pero en este apresurado final de su breve paso por la Primera de River no demostró que ya sea jugador del Real Madrid. Lo será mañana: se esperaba mucho de él y para la propia vara que el chico se puso su torneo fue decepcionante.

Por lo demás, para otro momento quedará evaluar la conformación de un plantel que tuvo una inversión superior a los 50 millones de dólares y que en esta instancia tuvo como volante central a Matías Kranevitter, que no jugaba hacía meses, a un Aliendro que hace demasiado tiempo dejó de ser el jugador que fue a buscar River, a un Borja que nunca aparece con goles en un partido decisivo y ya es una certeza, que en el banco no tenía ninguna opción para mejorar al equipo y que debió recurrir a un chico con 5 minutos como profesional para ser el volante central contra un gigante como el Inter. Tendrá que barajar y dar de nuevo en el mercado, deberá corregir muchas cosas River, hacer una autocrítica fuerte. “Quiero la Libertadores”, cantaron las decenas de miles de hinchas cuando el equipo dejaba el campo ya 0-2, después de la fea imagen que dejó la última corrida a Dumfries. Así, “la Libertadores”, va a ser muy difícil.

Es el segundo partido en todo 2025 que pierde el equipo de Gallardo. El otro fue contra Estudiantes: es un dato que seguramente impacta, porque la sensación que da este River es que perdió mucho más, que no está a la altura de las expectativas que generó ni del esfuerzo que hace su gente, que generó la convocatoria más impactante que se recuerde, la más increíble de todo este Mundial de Clubes, que tomó decenas de vuelos para llegar hasta este lugar tan remoto y que merecía otra cosa.