Una historia, un monumento y un pedido

La historiadora Sra. Nilda Elizondo, por estas horas, afamada , gracias a las notas que este medio le dedica, en honor a su gran trabajo, presenta la historia de la Ruinas Jesuitas de Las Tumanas. Entérate a qué hace honor el titulo de la presente.

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La evangelización en la fe cristiana fue el fundamento que acompañó a la conquista española. Todo Cuyo fue campo de cruzadas evangelizadoras. Asi llegaron los Jesuitas a San Juan en 1700, recibiendo donaciones de propiedades en distintas lugares donde desarrollaron su misión dirigidos desde la Compañía de Jesús, desde la hermosa catedral que los identifica.

En Las Tumanas, Valle Fértil, recibieron el 04 de agosto de 1742 la donación, 318 cuadras de tierra, (casi 500 ha.), por parte del vecino Juan Lorenzo Quiroz, con testamento certificado por escribano público, " a favor del ramo de los Santos Ejercicios", es decir que lo que se producía se destinara. para gastos de ejercicios espirituales.

Recién el 15 de octubre de 1745 se hizo efectiva la posesión de está estancia teniendo como límite "por el Sur con el paraje llamado Astica, por el Norte con las lomas del Rumiguguayos, (actualmente La Quebrada Grande), por el Oriente el Camino Real o Carril del Tucumán y por el poniente la Sierra Alta". En la estancia recidia el padre Juan Clemente Zapata y la misión estaba destinada a la evangelización de los naturales y el trabajo de cultivo de vid, frutales, trigo y maíz. Para su instalación fueron notificados los caciques del valle, Vicente Puscama y Gaspar Managua.

En 1756 (13 años después, la estancia de Las Tumanas fue vendida a José de Villacorta firmando el padre Jacinto Arguello en nombre de la Compañía de Jesús. Actualmente, a 264 años algo quedó como ruinas de aquella estancia que se estableció en el lado Este, en las cercanías del río. Son ruinas de un antiguo molino de trigo. Los muros de 60 cm de espesor y 3 metros de alto. Hecho con adobones y sillares asentados en barro. Los techos cayeron dejando un macizo dintel de algarrobo, con morteros y trapiches de piedras que reconstruye nuestras raíces.

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Un homenaje justo a aquellos célebres religiosos es convertir estas ruinas en "Monumento Histórico de la Humanidad". Diario de Cuyo visitó el lugar en 1992, en el V Centenario del descubrimiento de América, presentó el proyecto con una favorable gestión.

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En noviembre de 1992, las Ruinas Jesuitas de Las Tumanas se convirtieron en MONUMENTO HISTÓRICO PROVINCIAL en un justo homenaje a sus evangelizadores.

Lo triste es que las autoridades al parecer, desconocen que están respaldadas por una Ley de Patrimonio Nacional que favorece su conservación y atracción turística. Ojalá sirva esta publicación para conocer el tema y atraer interés que favorecerá al turismo vallisto.

Autor: Nilda Elizondo de Corzo (Historiadora)

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