En San Juan, científicos hallaron fósiles de una de las tortugas más antiguas del mundo

Parte de esos restos fósiles ya están expuestos en el Instituto y Museo de Ciencias Naturales (IMCN) de la UNSJ.

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Marayes, a esta altura es notorio, es el “nuevo” territorio sanjuanino para la ciencia paleontológica. Una vez más, científicos y científicas de la UNSJ descubrieron allí, en la zona de la Quebrada del Barro, en Balde de Leyes, fósiles de un espécimen que arroja luz sobre la evolución de la vida terrestre.

En este caso, se trata de una tortuga pasible de ubicarse entre las más antiguas del mundo. Investigadores e investigadoras de esta Universidad la bautizaron Waluchelys Cavitesta. Vivió en el Periodo Triásico Superior y convivió con Ingentia Prima, la gran dinosauria descubierta por estos científicos y científicas en el mismo lugar y que demostró que esos enormes animales habían existido 30 millones años antes de lo que se suponía. También cohabitó con el dinosaurio Lucianovenator Bonoi, el primero encontrado en ese sitio de Caucete y el primero de esa especie de Sudamérica.

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 El estudio (paper), de 36 páginas, acaba de ser publicado por la prestigiosa revista británica Journal of Paleontology. Lleva las firmas de Ricardo Martínez (perteneciente a CIGEOBIO e IMCN, ambos de la UNSJ), Cecilia Apaldetti (UNSJ y CONICET), Juliana Sterli (CONICET y Museo Paleontológico Ferruglio, de Chubut) e Ignacio Cerda (CONICET y Universidad Nacional de Río Negro).

 Parte de esos restos fósiles ya están expuestos en el Instituto y Museo de Ciencias Naturales (IMCN) de la UNSJ, de Avenida España y Maipú. En realidad, esas señales prehistóricas conformaron vestigios de unas cinco tortugas de la misma especie. Los restos permiten saber que los caparazones medían unos 40 cm de largo y que esas tortugas son muy primitivas. De hecho, las conocidas en la actualidad se dividen en dos grupos: Pleurodiras y Cryptodiras, y ninguno de estos dos grupos existía en la época en que vivió Waluchelys Cavitesta, animal seguramente herbívoro que tal vez ni metía ni sacaba su cabeza como lo hacen las tortugas que hoy se ven. Waluchelys vivió hace unos 205 millones de años, en la misma zona y mismo tiempo que Ingentia Prima y Lucianovenator Bonoi.

“Walu en dialecto diaguita quiere decir tortuga y Cavitesta es porque tiene una característica muy rara que es que su caparazón posee una cavidad en sus placas que se denominan periféricas o marginales, algo que no se conocía. El caparazón se puede haber desarrollado de distintas formas según los tipos de tortugas. Presenta una hipótesis que podría cambiar lo que se sabe acerca del origen. La tortuga pertenece a un grupo muy raro. Los humanos tenemos los omóplatos hacia afuera, en cambio las tortugas lo tienen adentro de las costillas. Hay toda una serie de discusiones sobre por qué desarrollaron ese caparazón, si es porque eran acuáticas o porque eran excavadoras, no se sabe muy bien por qué razón formaban ese caparazón superior y otro que se llama Plastrón”, describe el doctor Ricardo Martínez, uno de los científicos que la descubrió y estudió y que pertenece al IMCN de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNSJ.

Fuente: Revista UNSJ

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