Una nena de 12 años era sometida sexualmente por la pareja de su madre hasta que finalmente se animó a contrale lo que estaba padeciendo y ella radicó la denuncia que llevó al abusador a una condena de prisión efectiva.

Según el expediente, la madre había notado actitudes sospechosas en el sujeto. Además, la mujer encontró unas prendas de vestir que la menor de edad uso una vez que el hombre abusó de ella. En la vestimenta, un estudio, detectó rastros que coincidían con el del acusado.

A raíz de los datos obtenidos y de la investigación se condenó al acusado a 10 años de presión efectiva por abuso sexual con acceso carnal agravado por ser contra una menor de 18 años y aprovechando la convivencia con la víctima.